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domingo, 8 de noviembre de 2009

EL SEGUNDO TAWANTINSUYO


EL APORTE IDEOLÓGICO DE GUILLERMO CARNERO HOKE:

EL SEGUNDO TAWANTINSUYO
La Revolución del Retorno
Por Ayar Quispe



«Guillermo Carnero Hoke, nació y se crió con los niños del pueblo y con ellos aprendió que la vida es siempre relación, es siempre identificación y que la identificación es la defensa de la comunidad de los pobres. Por eso es que cuando fue acumulando años se hizo revolucionario, porque nadie puede identificarse con los pobres sin rechazar la opresión y la desigualdad». Virgilio Roel Pineda

El presente trabajo busca dar a conocer solamente algunos aspectos del pensamiento político indianista de GUILLERMO CARNERO HOKE; quien con sus aportes ideológicos ha acrecentado enormemente el florecimiento del indianismo, no solamente en el Perú, sino a nivel internacional. Se lo puede considerar como un hombre comprometido totalmente con la causa sagrada india; porque él supo identificarse plenamente con el indio y lo indio. También muchas de las ideas que él expone en algunos de sus obras, han sido tomadas por FAUSTO REINAGA CHAVARRÍA; demostrando así que sus planteamientos políticos fueron de imponderable valor para los dirigentes e intelectuales indios e indianistas.

GUILLERMO CARNERO HOKE
Guillermo Carnero Hoke nació en Perú por el año de 1929. Se considera un gran admirador de Ignacio Magolani Duarte, Víctor Raúl Haya de la Torre, José Carlos Mariátegui y Luís Eduardo Varcárcel. Ha sido fundador de la organización política Movimiento Indio Peruano (MIP), en 1974.
El apego a la fe inquebrantable por la causa sagrada india fue lo que le llevó a considerarse como indio; pero, han existido sus rivales políticos de la izquierda y esto porque se atrevió a expresar sin tapujos en 1968 que, «el primer enemigo de la revolución armada resulta, en nuestro continente, la propia izquierda burocrática»1.

Algunos izquierdistas un tanto dolidos por estas palabras ofensivas, fueron capaces de turbar el ánimo inquieto de Carnero Hoke, al pretender decir que bastaba leer el apellido de la madre — hija de irlandés — para saber que sus ancestros no eran indios. Ha podido sobrellevar estas dificultades, ya que supo considerarse firmemente, que su pensar y actuar eran indios. Asimismo, replicaba a los defensores de la izquierda expresando que, “indio es quien se identifica con el pueblo de los inkas y con sus descendientes, al mismo tiempo que está listo para servirlo cada vez mejor, mediante el perfeccionamiento intelectual y moral»2. Por eso, Carnero Hoke al identificarse con el indio y lo indio, tenía la tarea que debe obrar siempre y siempre obrar bien por el indio y lo indio. De ahí, que tuvo el impulso de generar una vasta producción intelectual y de producir concienciación; por supuesto, que ésta ayudó al indio para penetrar en los niveles más profundos del indianismo. Por ello, planteaba que «la difusión de la ideología india formará esa conciencia revolucionaria tan necesaria para la recaptura del poder»3. En consecuencia, el pensamiento indianista se ha convertido en la guía de acción (o arma de lucha) del indio, con el propósito de recuperar nuevamente el poder político perdido con los españoles o perdido desde la muerte del soberano Inka Atahuallpa, en 1533. Transformándose de esta forma el indio, en real y verdadero portador de la causa sagrada india.
Incluso ha trabajado ideológicamente sobre la población mestiza que estaba influida por los movimientos de izquierda occidentalizados y esto para que «al nacionalizar su pensamiento — dice Carnero — se indianicen para la lucha de liberación»4. Así el mestizo junto con el indio, dotados de conciencia y voluntad, ajustarán sus acciones a la consecución de un objetivo: la guerra comunitaria de ayllus. Bien sabemos que la guerra ha sido siempre una característica de los indios en el pasado, debido a que los indios han aspirado siempre a algo que los opresores no le han permitido realizar, como la reconquista Tawantinsuyana. Por tanto, ha sido inevitable la guerra justa y anticolonial. A esto se puede añadir como ejemplo a Juan Santos Atahuallpa, que por 13 años, desde 1742 a 1755, encabeza la guerra comunitaria contra los españoles y por este medio trató de restaurar el Tawantinsuyo.
LA RECONQUISTA TAWANTINSUYANA
Guillermo Carnero Hoke ha tenido una de las contribuciones más originales e importantes para el pensamiento indianista y es la concepción fundamental que nos da sobre el Segundo Tawantinsuyo o la Revolución del Retorno, veamos:
«El Segundo Tawantinsuyo es, para nosotros los del Movimiento Indio Peruano, la continuidad histórica del que hicieran nuestros abuelos los Incas. Con esto queremos decir que, luego de tomar el poder en el Perú, trataremos por todos los medios posibles de alcanzar sus límites geográficos a escala continental en alianza con los partidos indios de Bolivia, Argentina, Chile, Ecuador y Colombia. A toda esta acción programática la nominamos como la gran batalla por la reconquista tawantinsuyana»5.
Carnero Hoke, como indianista está comprometido con la causa sagrada india y de este modo, empieza a relucir su pensar y sentir en una sola dirección, como es la de llevar al indio a la acción forjadora de futuro. De ahí que llama a una alianza para conseguirlo y en la voluntad de esta alianza radica la voluntad de dar forma nueva a lo ya tenido: el Segundo Tawantinsuyo. Por tanto, este brotar del futuro desde lo pasado, este renacer del Tawantinsuyo, lleva en sí a la alianza como su única luz de esperanza. Dicho así, el indio que aún mantiene las huellas del pasa-do no puede concebir la total destrucción de su futuro; ya que si se aspira al futuro a partir del pasado, entonces, esa aspiración se tiene que convertir en la sangre de nuestra sangre vital; lo cual supone el rechazo a expresiones ajenas al indio y lo indio, como: «Lo pasado pisado». En pocas palabras: «Nuestro futuro de justicia lo vamos a sacar del pasado indígena»6, advierte Carnero Hoke. O sea, el futuro está en nuestro pasado, porque gracias a su influjo tendremos la capacidad de modificar el orden establecido o de invertir el orden de las cosas. Será el retorno de nuestro gran Tawantinsuyo o la reposición a la historia del Tawantinsuyo, pero se reactualizará — como nos plantea Carnero Hoke— de acorde a estos tiempos:
«El Segundo Tawantinsuyo será a imagen y semejanza del que crearon los Incas en el pasado. Será un retorno al cauce histórico del pueblo andino. Será su segunda edición, aumenta-da y corregida, porque su pueblo está aquí, lo mismo que su clima, su organización y su conciencia colectivista. No es, pues, un sueño utópico; es el retorno a una práctica colectivista que se perfeccionará a través de los siglos y bajo las banderas de una política y de una filosofía cósmica, que están aquí, que sólo esperan su reactualización»7.
Por tanto, el Tawantinsuyo para el indio, es algo que ha vivido y que volverá a vivir. Si volverá a vivir, no será tal como era: volverá a vivir como algo diferente. Se puede expresar de otra manera: El retorno va indisolublemente vinculado al renacimiento y renacimiento es el momento donde se nace de nuevo. Se nace de nuevo a partir de latentes cualidades anteriores; emergiendo de esta forma, un producto enriquecido o mejorado. Es decir, el Tawantinsuyo que va a unirse o formarse de nuevo, será de distinta manera; porque se reactualizará de acuerdo al avance de los logros técnicos y científicos. Por eso, nos expresa Carnero Hoke que el Segundo Tawantinsuyo será una «segunda edición, aumentada y corregida».
Si queremos emprender el sendero del retorno o el encuentro con nuestro Tawantinsuyo, se necesita dejar los inútiles pesimismos y más bien, se tiene que pensar en el futuro a partir del pasado. Por consiguiente, para que el indio pueda pensar así y tener ideas en este sentido, se plantea como tarea de primer orden, la de darle formación doctrinaria «que lo mueva, que lo empuje, que se acomode en sus flacas manos para que tome el fusil y dispare. Y esa doctrina está en su historia, está en la gente que sobrevive a la borrasca, que no aceptó jamás la derrota»8. Sólo así, adquirirá una conciencia plena y aspirará a su propia liberación. De lo contrario: «Los que no saben de dónde vienen históricamente, jamás sabrán a donde van históricamente»9, destaca Carnero Hoke. Además, si sabemos de donde venimos histórica-mente pretenderemos a toda costa restablecer el Tawantinsuyo. Ello significa tener conciencia de civilización. No sólo eso, al enterarse del pasado el indio nuevamente será protagonista de la historia. Entonces, con la toma de conciencia de nuestra historia, no se pierde ni energía, ni tiempo, ni oportunidad y se avanza ya con conocimiento de causa, hacia una meta bien definida: la reconquista Tawantinsuyana.
¿Es la guerra inseparable de la revolución del retorno? El ideal del Segundo Tawantinsuyo se abraza con el socialismo comunitario y ambos se convierten en una cuestión de crucial importancia. La materialización de este proyecto político indianista no será una labor fácil, pues por esta causa hubo muchas guerras comunitarias de ayllus en el pasado, existieron numerosos «levantamientos que llenaron de sangre los surcos secos de la pachamama»10, como señala Carnero Hoke. Es necesario en la actualidad, retomar la lucha de nuestros antepasados, ya que su ejemplo tiene que perdurar, continuar y fortalecerse en la nueva guerra que por la reconquista Tawantinsuyana y el socialismo comunitario. En este afán: «Ni una sola concesión. Nuestra guerra es a muerte»11, expresa categóricamente Carnero Hoke. Por tanto, el indio nunca se ha caracterizado por la espera paciente de que el Segundo Tawantinsuyo va llegar mediante la obra de un milagro, sino que está seguro y convencido, que lo conseguirá por medio de la guerra. El tata Inti (Padre Sol) y la Pachamama (Madre Tierra) están a favor del oprimido secularmente y hay que aprovecharlas. “Las condiciones — dice Carnero — están dadas. Todo depende del propio pueblo indio. Es tarea de que recupere su valentía. De que se ponga los testículos y pida lo que siempre fue suyo, todo el tiempo y para toda la vida»12. Asimismo, el indio sabe que la guerra va a estar presente en los tiempos difíciles; manifestando así, que la guerra es parte indisoluble del tiempo. Existe el tiempo para la guerra y existe la guerra para el tiempo. En tiempos de luz no habrá guerra, pero sí en tiempos de oscuridad. O sea, que si los indios no alcanzan su ansiada liberación india, siempre van a realizar, han realizado y seguirán realizando la guerra. Indudablemente, si el tiempo del presente es de oscuridad, se tiene que restablecer el tiempo de luz del pasado, pero mediante la guerra comunitaria de ayllus. Es más. «Del mismo modo que hubo un tiempo de la invasión y la conquista, así también hay un tiempo de la liberación y la reconquista, en que se cumplirá la ley del eterno retorno, a través de la gran revuelta del tiempo, a través de un Pachacuti, en que retornará remozado y pujante un Segundo Tawantinsuyo»13. Sólo así, recomenzaremos a partir de lo que ya tenemos o retornaremos al punto en donde se produjo la ruptura. Ese día amanecerá en el anochecer.
¿QUIÉN CONDUCIRÁ LA REVOLUCIÓN DEL RETORNO? El hecho de que nos recomiendan al proletario como conductor de la revolución, no significa que él dirija la revolución aquí. «Creemos —expresa Carnero— que se ha invertido el orden de la conducción de la liberación14». Si bien, «los proletarios son bravos combatientes en la lucha y buenos soldados para la rebelión arma-da, pero no para realizar la revolución de la vida, que requiere de conductores y soldados no contaminados ni químicamente, ni ideológicamente»15. De este modo, Carnero Hoke ha trazado patentemente el rol que tiene que ocupar el indio en la revolución, como la de ejercer el liderazgo de ella. Con esta postura ha roto el esquema tradicional impuesto y defendido por la «izquierda colonial»; cuyas teorías se han forjado en un contexto diferente al nuestro. Quizá esto fue su gran aporte ideológico al indianismo. Pero han existido ideas contrarias a las que propuso Carnero Hoke y ellas lastimosamente fueron desarrolladas por Fausto Reinaga; para él de manera absoluta, es la clase obrera (el proletariado) la vanguardia del indio:
“La clase obrera que es de carne y alma india, debe volver al indio; y con el indio — como su vanguardia del indio — hacer la Revolución India»16.
Reinaga asigna un papel trascendental a la clase obrera para impulsar un cambio revolucionario en la sociedad. Demostrando así un fuerte prejuicio, según el cual la clase obrera será la única que tiene talento y virtud respecto al indio; mientras el indio por no contar con la habilidad necesaria sería incapaz de ser «vanguardia» o de representarse y de conducirse a sí mismo. La supeditación del indio a la clase obrera, es una divagación ideológica más del paladín de los indios; ya que no se decide plenamente y transita entre afianzar lo propio (lo indio) y aceptar la influencia teórica del occidente.
A modo de finalizar, sería conveniente subrayar que el Segundo Tawantinsuyo es la posibilidad de reemprender el pasado glorioso desde el presente; esto no se realizará, si sólo miramos el futuro sin mirar el pasado. Si miramos el pasado sin querer retornarlo es como truncar nuestro futuro, nuestra realización histórica. Si vamos al futuro con el pasado, es la «vida vuelta a vivir». Carnero Hoke llama a esto «la revolución del retorno». Si nos encaminamos en este rumbo, lo preferible es que el futuro se vuelva futuro para ese pasado y el pasado se vuelva pasado para ese futuro.


NOTAS
1. CARNERO HOKE, Guillermo (Compilador). Nueva teoría para la insurgencia, Perú: AMERINDIA, 1968, p. 16.
2. Cfr. BONFIL BATALLA, Guillermo. El pensamiento político contemporáneo de los indios en América, México: NUEVA IMAGEN, 1981, p. 271.
3. CARNERO HOKE, Guillermo. El indio y la revolución, Perú: «PRENSA PERUANA», 1979, P. 73.
4. Ibíd., p.72
5. Ibíd..,p. 135.
6. CARNERO HOKE, Guillermo. Nueva teoría para la insurgencia, p. 80.
7. CARNERO HOKE, Guillermo. El indio y la revolución, p. 139.
8. Ibíd.., p. 14.
9. Ibíd.., p. 72.
10. Ibíd.., p. 21.
11. Ibíd., p. 147.
12. Ibíd., p. 28.
13. ROEL PINEDA, Virgilio. Indignidad y revolución. (Raíz y Vigencia de la Indianidad). Cuadernos Indios. Nº 3, Perú: CMPPI/MIP, p. 3.
14. CARNERO HOKE, Guillermo. Nueva teoría para la insurgencia, p. 46.
15. CARNERO HOKE, Guillermo. El indio y la revolución, p. 142.
16. REINAGA, Fausto. Tesis India, Bolivia: PIB, 1871, p. 138-139.

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